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Homenaje póstumo a José Agustín en el Palacio de Bellas Artes

José Agustín llegó en manos de su esposa Margarita Bermúdez, su compañera por más de 60 años.



El Palacio de Bellas Artes se volcó en aplausos para despedirse de uno de los más grandes escritores mexicanos.


La canción “Por los caminos del sur” era el inicio del homenaje póstumo al joven eterno, José Agustín Ramírez Gómez.


“Hoy rendimos un homenaje a un hombre sensible, talentoso, una de las voces más originales de México; un joven eterno. Antepuso su naturalidad a lo acartonado, la rebeldía a lo inflexible”, fueron las palabras de Alejandra Frausto Guerrero, secretaria de Cultura.


Más de 30 libros publicados desde los 16 años, su actitud irreverente, su brusca irrupción en la literatura, fueron huellas que dieron forma a su imagen en este sentido adiós.


“Esas obras de arte que al mismo tiempo fueron su alimento, nos las nombraba, compartiéndonos su alegría y entusiasmo al leer a nuestros hijos, todas las noches, historias, novelas extraordinarias”, expresó Margarita Bermúdez, viuda de José Agustín.


José Agustín, quien falleció el pasado 16 de enero, dejó en muchas personas grandes historias, entre ellas sus propios hijos.


“Tampoco me sorprendería que mi propio padre esté aquí entre el público, porque ustedes leyeron ‘Vida con mi viuda’. Él estaba un poco obsesionado con esa idea de su velorio. Esto es lo más parecido a su velorio, yo creo. Y ahí el personaje finge su muerte y se hizo pasar por uno de los asistentes al funeral”, contó Agustín Ramírez Bermúdez, hijo del escritor mexicano.


Su hijo también agregó esos impulsos por los que su padre escribía y revolucionó muchas mentes, “Nos impactó con su credo: romper la norma; tirar el sistema; subirle al volumen; buscar la poesía; ser audaz; tirar el Chingo”.


Momentos poco conocidos en la vida de José Agustín fueron desfilando entre familiares, amigos y lectores.


“Muy poco saben que José Agustín cultivaba caña en los campos de la Revolución Cubana, y me explicó que cortar caña es durísimo. Tampoco saben que ayudó a José Revueltas a escribir ‘El Apando’ en Lecumberri”, comentó la escritora Elena Poniatowska.


Y como no había otra forma de decirle adiós a José Agustín, el escritor irreverente, el Palacio de Bellas Artes, como pocas, veces, le subió al volumen y rockeó.


Información: Once Noticias

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